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domingo, 20 de abril de 2014

Hasta siempre Keops: seguirás guiándome desde donde estés

Hola

Esta vez escribo una de las publicaciones que a nadie le gusta escribir y hubiera no tenido que redactar jamás. Escribo para darle gracias a mi primer perro guía, Keops que nos ha dejado el viernes 18 de abril del 2014. Ha fallecido a la edad de 11 años y 7 meses porque ya estaba mayor. No sufría ninguna enfermedad más que la artrosis, pero los últimos seis meses mostraron de manera evidente su vejez.

Experiencias con Keops

Son muchas las experiencias vividas y muchos los pensamientos que me vienen, imposibles de resumir. Para mí, además de ser mi primer perro guía, con lo que eso significa, ha sido el mejor alumno en clase, uno de los mejores pacientes de los veterinarios, uno de los favoritos de la peluquería canina y sobre todo cariñoso con todo el mundo. Ha sido una gran suerte viajar con él en avión, barco, trenes y otros medios de transporte sin que tuviera miedo a ninguno de ellos. Creo que pocos perros pueden presumir de haber viajado tanto y yo tener el privilegio de conocer ciudades y lugares nuevos estando él que me facilitaba el aprendizaje del lugar. Nos conocimos dos meses antes de empezar la universidad (23–06–2004), nos movimos de Logroño a çsalamanca y como reflejan las orlas, ha aguantado las dos carreras y después el Máster en Burgos. Muchas las risas en clase cuando éstas eran pesadas y lentas, él ayudaba a que se despertara el alumnado con un ronquido, un ladrido o un bostezo bien sonado o simplemente dando un paseo. Recuerdo el comentario de una profesora diciendo “Vamos a terminar que ya Keops se aburre”. Son tantos los lugares a los cuales hemos viajado… En el Reino Unido, mientras aprendíamos inglés, le encantaba romper balones de fútbol, en Suecia, durante nuestra estancia Erasmus, cuando me resbalaba por el hielo movía el rabo y me daba con su cara pensando que me había tumbado para jugar con él, en el Vaticano se portó como un campeón y respetó el silencio dentro de la Iglesia, en la cafetería le gustaba llevarme directamente a la barra y sobre todo se lo pasaba muy bien en cuanto estuviera suelto, ya sea en la nieve, en el jardín o en pleno monte. Como perro también le gustaba hacer de las suyas, cuando le pillaba con comida cogida del suelo hacía como si no hubiera hecho nada, aprendió a esconderla encima, debajo y al fondo del paladar, pero casi siempre le pillaba. Sabía las horas de clase, así que iba lento y al salir volvía a casa escopeteado. A la hora de comer no importaba donde me perdiera que aunque estuviera yo totalmente desorientado en ese momento tenía la seguridad de que iba a casa porque la comida… La gente le quería mucho, incluso aquellos que tenían miedo a los perros le acariciaban y no les importaba llevarlo en su coche. Tan bien le caía a la gente que en una ocasión, celebrando la fiesta de graduación y habiendo dejado a Keops en un sitio sin mesas donde hubiera comida cerca, me vino el camarero diciendo “Oye, no te preocupes que ya le he dado de comer y de beber a tu perro” :). Como dicen algunos compañeros de la universidad, siempre permanecerá en la orla el perro universitario, sí, porque Keops se graduó y el decano de la facultad de Derecho le puso también la banda de la universidad y el público riéndose porque seguramente nunca se imaginaban la escena..

Hasta siempre

1 comentario:

Keniuski dijo...

Solo te conozco por seguir tu blog, pero te mando un beso enorme, sé lo que es perder un perro y creo que solo quienes sabemos lo que es eso podemos comprender el dolor que tendrás en estos momentos. Con el tiempo te sentirás mejor, aunque siempre le recordarás, sobre todo cuando te encuentres algún perro similar por la calle. Además, sé cómo es un perro guía porque tengo una experiencia cercana y son los perros más buenos y cariñosos que existen, de verdad que no tengo palabras para describirlos. En fin, no me enrollo más. Un abrazo desde Galicia y mucho ánimo.